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Mesoamérica

Un viaje personal

Dedicado a la memoria de Carl Sagan

A lo largo de la última glaciación del Pleistoceno, denominada Wisconsiniana, se sucedieron varios episodios de mejorías climáticas.

 

En el subestadio glacial denominado Altoniense, entre el 70.000 y 28.000 años a.C se estima que  el retroceso de las aguas en la zona del Pacífico fue de unos 50 metros de profundidad, llegando alcanzar niveles inferiores en torno a los 100-110 metros y estando el fondo del estrecho de Bering en unos 40 metros esto supuso la aparición de Beringia, un corredor en parte llanura emergida en parte glacial, el cual conformaba un amplio territorio de hasta unos mil kilómetros de anchura originando la unión de ambos continentes cuyo territorio, de idénticas características climáticas así como de recursos explotables, fue explorado por los grupos ya aclimatados pre-mongoloide de cazadores-recolectores del extremo noreste siberiano produciéndose las primeras migraciones humanas hacia la orilla americana.

Estos periodos de mejoría climática, ocasionó a su vez nuevos corredores libres de hielos entre los glaciales de montaña del noroeste continental americano abriendo el paso hacia el sur.

 

Estas pesquisas son corroboradas en función de los restos arqueológicos humanos más antiguos encontrados hasta la fecha en América que datan de unos 40.000 años y que gracias al análisis mediante carbono-14 y el cotejo de la distribución de los hallazgos arqueológicos denotan un gradiente cronológico iniciado en Alaska que va desplazándose gradualmente hacia el sur, manifestándose las primeras evidencias humanas en Sudamérica hacia 16500 años atrás en torno al lago Maracaibo así como hace 13.000 en Tierra de Fuego.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En función de estos precedentes, no resulta difícil asimilar que tanto el cielo como los mares formen un elemento crucial y predominante en la configuración de la cosmogonía mesoamericana ya que tanto las reminiscencias del pasado como las evidencias de su presente resulta hegemónica la presencia de ambos elementos en detrimento de la angostura de un territorio flanqueado por sendas masas oceánicas y que además cada cierto tiempo experimenta fenómenos naturales de envergadura tales como los sismos, tsunamis, vulcanismo y ciclones, principalmente.

                                                        

Los restos arqueológicos  más antiguos encontrados en la zona de Colombia, Ecuador y norte de Perú datan de no más de 14.000 años atrás. (A esta región,  se le atribuye el lugar de procedencia)Qué es la zona de donde (se estima la procedencia) proviene la cultura madre fundamental de la cultura mesoamericana, los olmecas, cuyos primeros grupos llegaron hasta la zona de Chiapas y Oaxaca bordeando, ya sea por tierra o por mar, la costa pacífica del istmo en torno a los 1500 años a. C. y cuyo desplazamiento posterior hacia la denominada zona nuclear de asentamiento y verdadero desarrollo de dicho pueblo en las regiones pantanosas del golfo de Tabasco y el sur de Veracruz se produjo hacia el 1300-1350 a. C., si bien su presencia e influencia abarcó desde el altiplano mejicano hasta El Salvador actual en un plazo de tiempo considerable pues su declive hegemónico y posterior desaparición no se data en torno al 200 a. C.

 

Es a ellos a quienes se le atribuye la aparición de los primeros asentamientos sedentarios con incorporación de espacios celebrativos en torno a una plaza lo que denota el advenimiento de una nueva cultura y del desarrollo de un sistema social estructurado en una división del trabajo mediante la creación de una sociedad desligada ya de la actividad primaria cazadora-recolectora por una conformada, además de  por los agricultores, manufactureros varios, mercaderes, artesanos, militares, jefes y sacerdotes.

 

Estos primeros núcleos urbanos con centros ceremoniales conformarían los focos rectores de la actividad del sistema circundante y en ellos se promovería el desarrollo y gestión de los excedentes, la manufacturación de útiles, talla, encurtidos, la producción cerámica y artesanal como el estudio y conocimiento de la enumeración, la escritura jeroglífica y la observación astronómica para un mayor acercamiento a la comprensión de los ciclos y los ritmo de las estaciones que devendrán en la elaboración de calendarios que pautase la actividad humana desde las épocas de siembra y cosecha hasta las festividades, así como de leyes y celebraciones pertinentes que concedieran legitimación al factor humano de la clase dirigente.

 

A su vez promoverían la actividad comercial mediante el desarrollo de rutas comerciales terrestres como el transporte fluvial de mercancías mediante la utilización y canalizaron de los cursos de aguas que a su vez permitía un mayor control y regulación de las crecidas como una mayor explotación territorial de la actividad agrícola.

 

Esta actividad comercial no sólo permitió el trasiego de las materias demandadas por el pueblo olmeca sino también permitió la expansión de su influencia  mediante el intercambio de experiencias, ideas y conocimientos, así como de bienes, de ahí el alcance de su influencia pues fue la cultura que impregnó, aglutinó, sintetizó y conformó gran parte de los hábitos culturales propios junto con la de los desarrollados durante siglos por los pueblos de gran parte de la denominada área mesoamericana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A los olmecas también se les atribuye el origen de las celebraciones, rituales y sacrificios que más tarde popularizarían los mayas, cultura prácticamente hija de la olmeca, así como los aztecas (mexicas), por lo que dicha actividad adquirió carta de naturaleza encontrándose presente en Mesoamérica en todas sus etapas así como en la práctica totalidad de sus pueblos y culturas, además de los ya citados.

 

De manera sucinta y para facilitar la comprensión de la fenomenología podría decirse que desde un inicio  y en base a una visión cósmica de tipo cíclico-dual en el que la muerte sucede a la vida del mismo modo que el día le precede a la noche y viceversa, en la que conviven tanto entidades corpóreas como inmateriales en un continuo enfrentamiento y equilibrio entre ambos mundos y en la que el ser humano ocupa un plano intermedio entre los cielos y los mares cuya génesis se debe a la separación de una entidad andrógina con características de sendos mundos que da origen al plano terrenal en el que habita hombre y mujer, plano intermedio de un cosmos geométricamente paralepípedo o cilíndrico que debe ritualizarse  mediante la ofrenda de sacrificios para mantener apaciguadas a las deidades de los distintos planos tanto del inframundo como del supramundo.  

 

En la iconografía de las culturas mesoamericanas el quincunce es la representación gráfica del plano terrenal como el cipactli responde al ser andrógino, cuya naturaleza animal varía en función de la cultura que lo trate, pero que por lo general representa a un ofidio y/o jaguar u animal emplumado.

 

En un comienzo se sabe que los olmecas ritualizaban los derramamientos de sangre con perros, pero con el tiempo pareció ser que tal sacrificio no terminaba de apaciguar a las dioses del más allá así que a los del más acá pareció apaciguarlos mejor mediante la ofrenda humana que si en un principio pudo bastar con un incorrupto recién nacido, al tiempo aumentarían la cantidad de neonatos para luego continuar con los adultos, primero de manera individual, luego en parejas y después en docenas, para pasar a cientos, hasta llega al caso de ofrendas multitudinarias como la de los mexicas de Moctezuma I en la victoria al pueblo de Cuetlaxtlan en la que hubo una dedicación al tzompantli de unas 6.200 personas y lo cual se repetiría con las victorias a los itzecas y los itzcuintepecas.

 

En unos casos se procedía al desangrado, pues la sangre representa fertilidad y origen de vida, en otros, se procedía a la extracción, en vida, del corazón. En el referido tzompantli la decapitación resultaba necesaria para el posterior empalamiento del cráneo, sin olvidar el desmembramiento y dispersión, ordenada o no, de huesos de la víctima así como el cebado previo de la persona a sacrificar pues en ocasiones la cocción y la ingesta humana también formaba parte del ritual.

 

Al cabo de un año solar, pues recordemos que ya que desde los olmecas existía un calendario paralelo de tipo litúrgico compuesto de 260 días (coincidente con el tiempo aproximado de gestación de una vida humana) divididos en trece ciclos en el que al final o al principio de cada ciclo, según se mire, se realizaban sacrificios como es el caso de Moctezuma según se indican en escritos del s. XVI o bien en estudios recientes presentados en la “Primera mesa redonda de Tenochtitlan” celebrada en el Colegio Nacional en la que se estima la realización de 18 celebraciones al cabo del año, por lo que el módulo correspondiente a un ciclo corresponde indefectiblemente a 20 días, de las cuales entre 7 y 10 se practicaban sacrificios, lo que se desprende en cualquiera de los casos que no se dejaba mes gregoriano sin sacrificio.

 

Entre las víctimas adultas, los individuos escogidos vendrían a corresponderse con miembros vecinos enemigos apresados o hechos esclavos, si bien también se tiene constancia de la concertación de batidas ex-proceso para la captura y celebración de ritos cercanos a su cumplimiento por lo que la naturaleza de los individuos bien pudo ser lo suficientemente heterogénea como para satisfacer también los propios intereses de control interno tanto de la clase dirigente como de sus aspirantes así como de rencillas y deudas pendientes de cualquier tipo de naturaleza, lo que viene a dar una idea del clima social en el que se desarrollaron dichos avances en estas culturas así como arroja pautas, entre otras cosas…,  del posible motivo por lo que en la región mesoamericana son escasos los núcleos urbanos prehispánicos no colapsados tras 300-400 años de existencia pese a una pervivencia mayor del propio ámbito cultural en el que se erigieron. Y como, ineludiblemente y al margen de algunas variaciones, la tipología edificatoria de los numerosos recintos urbanos que se han ido levantando exnovo desde el periodo formatico, salvo excepciones, no ha venido a representar variaciones técnicas constructivas significativas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PASO DE BERINGIA                                                                                                                                                       IMAGEN TOMADA DEL MUSEO ANTROPOLÓGICO DE MÉXICO DISTRITO FEDERAL

PATIO RECTANGULAR A MODO DE QINCUNCE EN UNA CASA PALACIEGA       

IMAGEN TOMADA DEL MUSEO ANTROPOLÓGICO DE MÉXICO DISTRITO FEDERAL

EVOLUCIÓN DEL ZÓCALO, PATIO Y DE LA TRAMA URBANA   

IMAGEN TOMADA DEL MUSEO ANTROPOLÓGICO DE MÉXICO DF

TEOTIHUACÁN.                                PERIODO CLÁSICO. (200 a.C - 900 d.C, SEGÚN VERSIONES)

VISTA EJE NORTE-SUR (CALZADA DE LOS MUERTOS) DESDE  LA  PIRÁMIDE  DE  LA LUNA 

CON LA PIRÁMIDE DEL SOL A LA IZQUIERDA DE LA IMAGEN.                                FOTO: EMB                               

PALACIO DE QUETZALPAPÁLOTL, TEOTIHUACÁN.                                                        FOTO: EMB

        LAS LUCES DEL PÓRTICO DELANTERO VIENEN A SER DE  6 METROS.

        CONTIENE PATIO INTERIOR RECTANGULAR.

 

YACATECUHTLI FRENTE A LOS CUTRO RUMBOS DEL MUNDO.

CÓDICE FÉJEVARY-MAYER, PÁG. 37

DEIDAD MAYA CON QUINCUNCE PECTORAL

MUSEO ANTROPOLÓGICO DE MÉXICO D.F.

MOSTRUO ANDRÓGINO AZTECA CIPATCTLI

FUENTE: NO FACILITADA

SERPIENTES DE FERTILIDAD TRAS DECAPITACIÓN.

LÁPIDA DE APARICIO, TAJÍN (250-900 a.C).

MUSEO DE ANTROPOLOGÍA DE XALAPA.

 

 

FLECHAMIENTO   FUENTE: HISTORIA TOLTECA-CHICHIMECA F.28R

 

DECAPITACIÓN CORRESPONDIENTE AL PERIODO CLÁSICO TEMPRANO

 

ASAMIENTO DE LIBRO DE FRAY DIEGO DURÁN 

HISTORÍA DE LAS INDIAS DE LA NUEV ESPAÑA E ISLAS DE TIERRA FIRME

 

ARRIBA:    CRÁNEO DECORADO MEDIANTE MÁSCARA.

FUENTE:   TUMBA 7 DE MONTE-ALBÁN (MIXTECAS)

ABAJO:      MAXILIAR INFERIOR ESGRAFIADO

FUENTE:    NO FACILITADA

 

 

TZOMPANTLI DEL CAPÍTULO LXXX DE LIBRO DE FRAY DIEGO DURÁN HISTORIA DE LAS INDIAS DE LA NUEVA ESPAÑA E ISLAS DE TIERRA FIRME.

 

TRATAMIENTO TÉRMICO DEL CAPÍTULO LXXX DEL 

CÓDICE FLORENTINO, LIBRO IV, f. 25r

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JUGADOR DE PELOTA CON CUCHILLO DE SACRIFICIO   Y

CUATRO MENSAJEROS CON CABEZAS DECAPITADAS

      ESTELA 1 DE BILBAO           DIBUJO: O.F. CHINCHILLA 

 

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